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De la serie gobernantes de ayer y de hoy: | |||
Jaume Jesucrist I | |||
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Nacimiento | 1208 | ||
Muerte | 1276 | ||
Cargo | Rey de Aragón Conde de Barcelona Rey de Mallorca Rey de Valencia Amo y señor de Occitania | ||
Ideología | Caballeresca | ||
Nacionalidad | Aragonés y francés | ||
Cónyuge | 2 matrimonios y 6 amoríos | ||
Dinastía | Aragorn | ||
Notas | "Dinero, honor, y la cabeza de Montfort" |
Jaume Jesucrist I fue el más sanguinario rey que alguna vez llevó sobre su testa llena de ideas perversas, la corona del Reino Santo de Aragón.
Su padre había muerto a manos de los franceses, por lo que entre sus enemigos mortales se hallaban estos, aunque sus peores rivales eran los moros de Valencia y Mallorca, dos territorios que codiciaba en su guerra fría con Castilla.
Con cinco años de edad, planeó la conquista de Mallorca con tácticas de asedio brutales, y poco después, comenzó a planear sus asaltos a Valencia mediante unos brutos neandertales llamados Almogávares, temidos hasta en sitios tan lejanos como el Imperio Bizantino.
Jaume fue el primero en expandir a hachazos el reino de Aragón seriamente, con un militarismo que asustaba a toda Europa. Sus gestas hazañosas las narró el mismo en su diario novela “El llibre dels Feits”, no apto para menores de edad debido a la violencia expresada en sus páginas.
Pese a ello, fue de los mejores reyes de Aragón y el hombre que más moros hizo cagarse en los calzones con la sola pronunciación de su nombre. No había hijo de mujer que no lo temiera.
Su papá, Pedro II, killer de infieles en la Batalla de Las Navas de Tolosa estaba en Francia matando gabachos en ayuda de sus amigos occitanos, cuando el lacayo papal que se encargaba del trabajo sucio en la cruzadas, un perro anglonormando y francés de nombre Simón de Montfort, ordenó a sus hombres de armas que fuesen en busca de Pedrito y le diesen muerte, cosa que se hizo bien. Ganando el cerdo Montfort, que sólo buscaba amasar dinero robando a aldeanos, herejes y otras personalidades medievales, el joven bebé Juame Jesucrist cayó en manos suyas.
Después de cientos de berreos, vómitos, noches sin dormir y muchas más pataletas, Montfort se hartó de cuidar a Jaume y dejó que se fuera… él sólo, hacia Aragón. Suerte que lo ayudaron unos traficantes de niños, que si no…
A Dios gracias que más tarde Montfort murió aplastado por una roca que le voló los sesos haciéndole una lobotomía mortal e imperecedera. En toda Cataluña y Aragón y aldeanos se hicieron orgías para celebrar esta putada que le había sucedido en Francia. Pero el nuevo rey de Aragón era un bebé dormilón, claro, y en todo el reino no había nadie con huevera para meter su nariz en asuntos gabachos. Con sus siete años ya cumplidos, Jaume estaba deseoso de pasar a cuchillo a toda la población mora de Mallorca, pero los nobles gordos y ricos de Aragón querían sacarle tajada de la incapacidad de Jaume para montar en un caballo de batalla y de sujetar una lanza de 30 kilos, así que se rebelaron… Cuando estaban todos crucificados o ahorcados en Barcelona, pudo Jaume ir a Mallorca a extender su reino a golpe de garrote cristiano.
Corría el año 1229, y los piratas moros de Mallorca atacaban Esparta, Tesalónica y otras localidades de Tarragona. Jaume pactó con los usureros judíos catalanes un ataque por tierra, mar y aire contra Mallorca, llenándose a miles de soldados catalanes con trabuquetes y máusers con bayoneta.
Mallorca fue tomada a tiros de fruta y hortalizas. Los moros ataron curas y monjes a las murallas de Palma, pero los brutos de los Almogávares juntaron sus fuerzas para causar un gran pedo tóxico que fulminó a la población de la ciudad. Jaume se nombró dictador de la isla y dejó a varios nobles tacaños a cargo de cobrar los impuestos altísimos. Ahora los piratas eran mallorquines, y atacaban Halicarsano, Iconium y otras localidades valencianas, haciendo pillaje y dando regalos a Jaume. El líder más destacado en la expedición fue un tal Leónidas de Esparta.
En esa época, comenzaron las deportaciones de aldeanos moros en trenes de mercancías hacia los mercados de antiguedades, donde toda tontería rara era apreciada y bien pagada. Como Mallorca era una zona horriblemente llena de ratas, cabras y cucarachas de dos metros, ningún catalán era tan burro (menos el ruc, claro), para instalarse allí, así que Jaume regaló en lotería parcelas de tierra a ciudadanos alemanes, que vinieron encantados a repoblar la isla.
Ayudado de templarios y almogávares al mando de Joan Saura, Jaume Jesucrist I asedió a los moros de Valencia para echarlos de allí con el objetivo de que escaparan nadando hacia África. Debido a sus escasos conocimientos de geografía, desconocía que podían huir por Murcia (país que luego arrasó con el mismo objetivo). La guerra se basó en atacar castillos llenos de trampas y de moros fanáticos con cimitarras afiladas. Los francotiradores sarracenos armados con peligrosos Dragunovs volaron muchas cabezas cristianas, pero los ataques en cuña de los caballeros aragoneses eran imparables, y Valencia cayó en poder de los hombres de Jaume. Esta vez vinieron muchos catalanes por su cuenta, cabreados por el acoso que sufrían en sus casas, y se instalaron en aldeas de pescadores como Iconium, Alejandreta, Nicosia, Éfeso y blablabla...
En esta campaña, los soldados de Juame se enfrentaron a moros muy peligrosos amigos del califa de Bagdad, el tal Saddam Hussein ese, y sólo gracias al uso de vasijas de arena incandescente y cócteles molotov lanzados en balista, consiguieron sallir victoriosos. Valencia se convirtió en un reino lacayo de Jaume, que como en todas partes, podía hacer lo que le diera la gana.
Los murcianos estaban bajo el yugo de unos aristócratas moros tacaños y malvados que los tenía esclavizados. Estos moros pagaban veinte duros al año al rey de Castilla para no ser enviados a tomar viento a África, pero al estar descontentos por el alto precio, se rebelaron, así que Jaume se vio en la obligación de aprovechar la jugada para tomar Murcia y ver por fin a los moros lanzándose en masa al mar y huir nadando. Atacó con los 10.000 inmortales que Jerjes de Persia, su vasallo número 8, le había prestado. Los moros de Murcia se lanzaron al mar y huyeron. Fueron rescatados por un petrolero estonio con capitán nepalí y tripulación somalí en aguas de Creta.
Jaume se olvidó de que había firmado, estando en estado de shock al enterarse de que el rey de Francia había matado a su cuñado traicionero, un tratado que regalaba gratis Murcia a Castilla, y tras mucho patalear, tuvo que largarse a Valencia, pero al menos habiendo visto a los moros nadar hacia el horizonte.
Aburrido, tras varios años sin cacaos con moros, Jaume sufrió doce infartos al saber que Antioquía, una bonita ciudad turca, había sido borrada del mapa por los egipcios malos con sus T-52. Jaume juró que haría a esos villanos tragarse sus barbas, sus turbantes y sus kalashnikovs. Para ello requirió todo transatlántico anclado en el puerto de Barcelona. Se hizo con el Titanic, el Britannic, el Olympic, el Lusitania y el Mauretania, lanzando a sus pasajeros por la borda y haciendo al obispo de Montserrat bendecir los barcos a botellazos de vino barato del Carrefour camuflado en botellas de vino añejo del Priorato.
La travesía fue un desastre: submarinos U-Boot alemanes y peligrosos icebergs hundieron la armada de Jaume, que tuvo que atracar en Francia, donde dijo que todo había sido una inocentada que le había hecho al rey de Francia y al papa de Roma. Como es evidente, eso no se lo creyó ni su abuela, así que se retiró a escribir su famoso "Llibre dels Fets" (Libro de los hechos) ¿Qué hechos, se preguntaran...?
Jaume fichó a varios eruditos con fama de buenos escritores de truños, entre ellos estaban Dan Brown, Ken Follet y José Montilla, máximo exponente de la literatura catalana. Entre los tres tuvieron que hacer algo parecido a un libro de aventuras fantásticas tipo El Señor de los Anillos, con las experiencias que Jaume les contaba de su vida. En el libro aparecen los templarios, cómo no, ayudando a Jaume a recuperar su trono. También aparecen matanzas de moros por los siete mares de Aragón y duelos contra nobles rebeldes. El libro se perdió, pero fue encontrado en el baúl de secretos innombrables de J.R.R. Tolkien, cuyo contenido, por órdenes del gobierno británico, no será revelado hasta el año 2111, cuando todos los que puedan leer esto ya sean un saco de huesos.
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